La flor de hibisco

¿Cuántos de vosotros habéis tomado recientemente un gin-tonic especiado? ¿Estaba la flor de hibisco entre esas especias? ¿A que es una flor preciosa?

Ilustración del «Magazine of Botany», de Joseph Paxton, publicado en 1839.

Pero además de ser una flor preciosa y proporcionar un bonito color rosado a nuestras infusiones o al gin-tonic, la flor del hibisco reduce la hipertensión, mejora la circulación, es un potente antimicrobiano (por lo que es útil en procesos catarrales, p.ej.), además de no contener casi excitantes, por lo que puede ser utilizado como infusión relajante. Y todo esto, que se sabía por tradición oral y desde antiguo, se ha corroborado en un estudio clínico con 31 pacientes en la Universidad Miguel Hernández, de Elche. 

El té de hibisco se obtiene de la variedad llamada flor de Jamaica o Hibiscus sabdariffa. Se prepara mezclando una cucharadita de sus hojas secas en una taza de agua hirviendo; se deja reposar unos 8 minutos (pruébalo endulzado con miel) Si se quiere preparar una buena cantidad para ir tomando fría, como refresco, una taza de hojas por tres de agua.

Obviamente, el hibisco, dado que reduce la presión arterial,  no puede ser utilizado habitualmente por personas con la tensión arterial baja ni, pese a todos sus beneficios, por mujeres gestantes ni lactantes. 

Y, ah, también sirve para aliviar los calambres menstruales: comienza a tomarlo unos 3 o 4 días antes de la menstruación y durante la misma, unas tres tazas al día. Excepto, recuerda, si tienes la tensión baja. 

¿A que es mucho más que una flor bonita?

 

 

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