Pan de té negro

Hace unos días, mi amiga Rita me comentó que le habían dicho que el pan de té negro estaba buenísimo. Pues ya sabéis cómo soy yo: habrá que probar, me dije. Además, tengo un juguetito nuevo en la cocina desde hace unas semanas: una panificadora. Y llevo desde entonces elaborando panes y panes distintos de todo tipo. Así que me puse manos a la obra. Y este es el resultado.

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¿Os animais? Os daré las instrucciones para la panificadora y para hacerlo manualmente si no tenéis este aparato.

Necesitaríamos:

  • 175 ml de té negro; he usado el té negro Pasión Turca, una mezcla de té con cáscara de naranja, pétalos de rosa, trozos de manzana, vainilla y canela;
  • 1 huevo
  • ralladura de naranja al gusto: yo he rallado prácticamente toda la piel de una naranja;
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada;
  • 50 gr. de azúcar;
  • 1 pizca de sal;
  • 375 gr. de harina de fuerza;
  • 1 sobre de levadura seca de panadería;
  • pasas moscatel al gusto (en mi caso, han sido 100 gr.)
  • semillas de sésamo al gusto: yo he echado a ojo un puñadito de sésamo tostado.

Preparamos el té negro y lo dejamos enfriar. Yo lo hice bien cargado.

En el molde de la panificadora ponemos, como es habitual, primero los líquidos y luego, la nuez moscada, la ralladura de naranja, el azúcar, la sal, la harina y la levadura. Y lo ponemos en el programa 2 al peso de 750 gr. Os recomiendo que, aunque os guste bien tostadito, no lo pongáis al máximo en el nivel de tostado porque puede quedar quemado. Cuando pite para añadir ingredientes, es cuando echamos las pasas y las semillas de sésamo. Y que la máquina continúe su trabajo.

Podéis quitar azúcar y echar más sal si lo preferís más salado. O echar frutos secos u otras especias. Lo bueno de esta receta es que admite tantas variedades como gustos tengamos. Si usamos, como yo hice, un té negro aromatizado podemos jugar con esa mezcla. Si es un té negro puro, podemos inventar nuestras mezclas. Y no te preocupes, si no quieres arriesgar al principio, porque sea un pan dulce: prueba a contrastarlo con unos boquerones en vinagre, ¡riquísimo!

¿Y si no tenemos panificadora? Pon la harina en un cuenco y vierte la levadura y el té. Añade el huevo y el resto de ingredientes y amasa hasta formar una bola con todos los ingredientes bien integrados. Espolvorea ligeramente con harina la superficie de trabajo. Forma golpeando con las manos la bola de masa hasta formar un rectángulo. Dóblalo por la mitad y luego en tres partes, en dirección contraria. Espolvorea el cuenco con un poco de harina y vuelve a colocar allí la masa. Déjala reposar unos 45 minutos, cubriéndola con un paño de algodón, en un lugar templado, sin corrientes de aire. Luego, reparte la masa en tres trozos y dales forma de barra. Echa una ojeada a este vídeo para aprender a hacer barras (es el que yo siempre tengo delante). Puedes hacerlo tipo pan de molde, utilizando un molde de bizcocho que tengas en casa. Precalienta el horno a 200º, pulveriza con agua para que tenga humedad (es importante para que el pan quede mejor) y mete el pan unos 25 minutos, hasta que lo veas doradito.

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Y… ¡a disfrutar! En el desayuno, con una rica mermelada casera y un rico té. En la merienda, con un oolong delicioso. En un bocadillo con tu ingrediente favorito.

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